Al igual que la fotografía que acabamos de comtemplar es un 70% de la realidad peruana, las cordilleras son las filas de dioses que dan vida y de comer a miles campesinos. En el tiempo de la cultura inca, existía una capacidad administrativa y dirigencial de cultivo de los cerros, laderas y zonas agreste, aprovechando al máximo su potencial productivo de los pizos altitudinales. Allí sembraban con mística y religiosidad los diferentes cereales, maíz, ñuna, fijoles, kinua, kiwicha, chocho, ocas, ollucos, mashuas y papa. En los valles cultivaban la hoja mágica la coca, la yuca y el camote. La producción está demostrada en los vestigios arquelógicos que ha sido sumamente ingente.
Los Preincas y los Incas, aplicaron diversas tecnologías para la agricultura mediante la construcción de andenes y canales de irrigación.Cuidando siempre los árboles, bosques nativos, ríos y lagunas. Maestros de protección del medio ambiente, aplicando enseñanzas populares mediante mitos y leyendas generando respeto y convivencia con los apus y la pachamama.
Nuestra aspiración en mi calidad de autoridad gestionaria, sueño con volver el nivel organizacional y compromiso de trabajo tecnificado y racional de los campesinos frente a sus inmensos recursos naturales que son sus tierras, sembrando adecuadamente, con una capacitación basada en el sentido común para la siembra de cereales, pastos para mejorar la ganadería y a la producción ganadera insertar manejo técnico. El campos es el tesoro más puro como reserva natural.
